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7 ago 2017

¿Cuándo podemos decir que envejecemos?


No todos lo hacemos por igual; la transición entre la etapa de adulto a adulto mayor es paulatina y difícil de definir

Desde el mismo momento de nuestro nacimiento empezamos a envejecer. Sin embargo, no todos lo hacemos de la misma manera. En España la población mayor se dispara y que es cada vez más frecuente ver a personas que rozan los 60 años con problemas de demencia instalada. 

Aún así, la transición entre la etapa de adulto a viejo es paulatina y difícil de definir. El punto de corte se ha establecido en los 65 años, que es la edad actual de jubilación. Esto tiene un valor legal o social más que biológico pues no se tiene en cuenta cómo funciona nuestro organismo; por lo tanto, no tiene por qué coincidir la edad cronológica con la edad biológica, que es más difícil de definir porque no hay marcadores específicos que la definan. Lo que sí está claro es que todos no envejecemos al mismo tiempo ni de la misma manera; cada uno de nuestros tejidos, órganos y sistemas envejecen a ritmo diferente en cada individuo. 

Actualmente se ha generalizado el término de «mayor» o de «adulto mayor» —como lo definió la Organización Panamericana de salud en 1994— o «tercera edad», en lugar de anciano, viejo, abuelo, pensionista... para este colectivo de personas mayores de 65 años.

Para estar bien y mantener un estilo de vida sano son necesarios cuatro pilares:

Mantener un estilo de vida saludable: actividad física, alimentación y nutrición adecuadas, ausencia de hábitos tóxicos como el tabaco o consumo excesivo de alcohol y fomento de la actividad cognitiva, a través de la realización de actividades estimulantes como la práctica de ejercicio físico, el entrenamiento intelectual con videojuegos y la participación en actividades sociales que eviten el aislamiento y reduzcan el sentimiento de soledad e inseguridad.


Fomentar las emociones: ciertas variables de la personalidad como el optimismo y el pensamiento positivo están asociadas a satisfacción con la vida en la vejez, además de que sentirse querido reduce la mortalidad de las personas mayores.


Participar en la sociedad: importancia de las relaciones sociales, la competencia social, la participación y la productividad, ya sea en relación con otras personas, en los eventos sociales y culturales de nuestra comunidad, en la práctica religiosa o en los temas cívicos que les interesen.


–Fomentar la actividad cognitiva: con el envejecimiento, el cerebro va experimentando ciertos cambios y, de forma global,su volumen y peso van disminuyendo. En circunstancias normales el peso medio máximo del cerebro se reduce hasta un 10-15 % a los 90 años respecto al peso que tenía a los 25-30 años. Las paredes de las grandes arterias se engrosan por los depósitos de distintas sustancias, por lo que pierden elasticidad, haciendo que el sistema sea más vulnerable a procesos vasculares patológicos.


Pasando estas fases podemos llegar a la incapacitación o tutela .

En caso de incapacitación cualquier persona mayor de edad y con capacidad suficiente puede ser tutor, aunque generalmente se nombra a miembros de la familia. También lo puede ser el Estado o la Comunidad Autónoma. El juez debe designar al tutor cuando declare la incapacidad de la persona o menor oyendo a los familiares más cercanos, a la persona sobre la que recae la tutela (siempre que sea mayor de 12 años) y a aquellos que considere necesarios para tomar la mejor decisión para la protección del tutelado. Para la constitución de la tutela, los interesados deberán tramitar un expediente de jurisdicción voluntaria que se resolverá a través de auto motivado por el juez con el nombramiento del tutor o tutores.
Fuente: ABC y Ass.Palou-Jounou






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